Soy
un Gato, de Natsume Sōseki
Esta es la edición que poseo, y que es relativamente fácil de encontrar
Es un gato, y no tiene nombre.
Eso es solo un poco de lo que se podría decir sobre el protagonista de esta
curiosa novela. ¿Qué tiene que decir un pequeño felino domestico sobre la
sociedad de Japón en el 1905? La respuesta es un conjunto de anécdotas
divertidas y reflexiones interesantes que el lector descubre a lo largo de su
lectura.
Soy un gato es una de las
mejores lecturas que he tenido en placer de tener en los últimos años. Uno de
esos libros que compras por impulso sin saber realmente nada sobre él. El día
de hoy puedo decir que gracias a esta novela soy un fan acérrimo de la
literatura de Sōseki, quien demuestra haber sido un conocedor basto no solo de
su propia cultura, si no también de la cultura occidental, que en principios de
siglo XX era aún muy desconocida para buena parte de la población japonesa.
La historia de este libro
narra las desventuras de la vida cotidiana de un maestro de inglés, su familia
y sus conocidos, narrados desde el hilarante punto de vista del gato macota de
la casa. El gato (a quien jamás se le da un nombre a lo largo de la narración)
es como un símil del estereotipo que tenemos de este felino; un animal
arrogante que ve con infinita curiosidad a los seres humanos de su entorno. Sin
dejar de considerarse superior a ellos en cada aspecto que observa.
Rápidamente queda claro el por
qué Sōseki elegido al gato como narrador de su historia, los gatos suelen ser
animales independientes y cuyo comportamiento destila cierta arrogancia
“encantadora”, así que resulta ser un observador que no solo es ajeno al
comportamiento y sociedad humana, si no que también considera que esta no tiene
mucho sentido.
A lo largo de la novela, el
gato va observando a su dueño, y contando algunas anécdotas del mismo, a la vez
que comenta su opinión sobre lo que él considera un comportamiento raro, o una
actitud errónea frente a las ocurrencias de la vida diaria. Desde los líos de
faldas de uno de los amigos del maestro, hasta las disputas vecinales, pasando
por los conflictos de la vida académica, o de lidiar con la burocracia. Las
divagaciones del gato frente a este tema (que son en realidad las del propio Sōseki)
son constantemente una crítica a la idiosincrasia de la sociedad, o análisis
sobre distintos temas, como la justicia, el amor, el dinero o inclusive la
espiritualidad. En ocasiones mordaz, en ocasiones cómico y en ocasiones
reflexivo.
Cabe destacar la importancia
del contexto histórico en que se desarrolla la novela, y que es en parte lo que
me impresiono de sobre manera. En aquella época, Japón se encontraba en guerra
con Rusia, y dado que la novela se escribió originalmente a manera de folletín
(entregas periódicas) esto permitió a Sōseki actualizar a tiempo real el estado
del conflicto bélico. No solo eso, la novela toma lugar en el Japon de
principios de siglo XX, como ya mencione fue una época en que occidente apenas
comenzaba a tener contacto con las islas niponas, sin embargo Sōseki hace gala
de su amplio conocimiento sobre cultura occidental, y sobre su propia cultura.
No está de más decirlo, aquí hay que agradecer enormemente a Yoko Ogihara y Fernando Cordobés. Traductores
de la obra quienes no se limitaron a hacer una traducción literal de la novela,
si no que otorgaron numerosos pies de página; los cuales explican ampliamente
cuando es necesario, ya sean referencias culturales antiguas, o en extremo
niponas y que resultan incomprensibles para el lector occidental. Pero estas
notas no van solamente a esclarecer que significan una palabra o dos, en muchas
ocasiones explican por completo el contexto histórico de una leyenda o un
evento, cosa que se aprecia mucho.
En conclusión, es un libro
extremadamente divertido, que no solo posee un humor peculiar, también es una
reflexión impresionante sobre los hábitos, costumbres y comportamientos de una
sociedad lejana tanto geográficamente como temporalmente, que sin embargo
resulta tener muchos paralelos con la nuestra.
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