sin mas se los dejo a continuación
Capítulo
12.
La
velocidad de la Luz
Pasaban ya cinco Días desde
que se habían adentrado en la jungla, y la misma se le empezaba a causar
desesperación en los chicos. En tan corto tiempo, había surgido ya una rutina,
caminar, vegetación calor, y humedad sofocante, acompañado de distancias más
grandes de las que jamás habían caminado, sin que pareciera que avanzaran más
que unos pocos metros. Para ese momento, su desaparición ya debía ser más que
obvia, los maestros tendrán que haber iniciado ya alguna medida de emergencia,
y los padres de Helga, Phoebe, Gerald y Lila habrían sido ya notificados.
Arnold se concentraba en cado paso en no pensar en las consecuencias que
atraería a sus amigos cuando terminara todo, o peor aún, en que respondería si
pasaba algo grave.
…
Mientras tanto en otra sección
de la jungla, un grupo de chicos diferente avanzaba a paso lento pero seguro.
La comitiva estaba conformada por casi toda la totalidad de la clase del Sr.
Simmons.
El grupo, que caminaba con
cautela unos muy cerca de otros se veía bastante preocupado, al llegar a un
pequeño claro, decidieron sentarse y esperar.
-¿Hace cuánto que se fue Nadine?- Pregunto Rhonda que
miraba hacia la espesura de la jungla con una cara de preocupación digna del
Sr. Simmons.
-Creo que hace poco más de una hora.- Le respondió Eugine,
que aunque igualmente preocupado procuraba mantener al grupo lo más optimista
posible.
-¡Tengo Hambre y estoy cansado!- Se quejó Harold que se
acababa de echar en el suelo boca arriba para maximizar el alcance de su queja-
¿Cuánta comida nos queda? - pregunto sin dejar de quejarse.
-Aún hay un poco, pero no durara demasiado, en definitiva
no creo que baste, este viaje parece resultar más largo de lo que creíamos.-
Contesto Sid más al grupo que a Harold.
-Bueno, por eso es que Curley salió a recolectar fruta,
debo decir que parece bueno en este tipo de situaciones- comento Stinky
-El tipo ya es mitad mono, de seguro que está en su medio-
Agrego Rhonda.
-Bueno, sin duda no habríamos llegado a este punto sin él o
Nadine- dijo Sheena a Rhonda a la que no le quedo más que admitirlo.
-Supongo que tienes razón, Arnold y su grupo están
acompañados por un experto en la jungla, igual el Sr. Simmons, Sin Nadine y
Curley que parecen saber bastante al respecto, es probable que no pasáramos del
primer día.
-Aun así me gustaría que igual nos acompañara un experto-
Dijo Sid, estaba asustado ante la posibilidad de accidentes, fracturas,
lesiones, y venos a los que podría verse enfrentado.- Tal vez deberíamos ir con
Simmons.
-¡Estás loco! Él nos aria regresar al instante.- le
respondió Harold que seguía tirado en el Suelo.
Parecía que estaba por iniciar
una pequeña discusión cuando el grupo noto que algo se movía entre la espesura
de las plantas que tenían frente a ellos. Todos se quedaron en silencio
mientras observaban como salía una silueta dentro de las hojas, que poco a poco
fue esclareciéndose. Una chica de cabello rubio arreglado en varias coletas, y
de tez morena se acercó a los chicos.
-¡Oh por dios Nadine! Avisa cuando estés cerca, por poco
nos matas del susto.- Le replico Rhonda que había cambiado rápidamente su temor
por furia cuando su mejor amiga llego.
-Cielos, lo siento chicos, no pensé que pudiera
asustarlos.- respondió Nadine sin darle importancia al asunto.
-¿Y bien? ¿Dónde están? ¿Te vieron?- Pregunto Stinky.
-El Sr. Simmons, Wartz y ese tal Dr, Castro están como a
una hora de aquí, dirigiéndose hacia el sur, no creo que hayan notado aun que
los estamos siguiendo.
-Eso es bueno, mientras podamos seguirles el paso sin que
nos noten; no deberíamos tener problemas.- dijo Eugine.
-Bueno, siempre que nada más nos encuentre.- Agrego Stinky,
y todos callaron considerando esa posibilidad.
…
Arnold avanzaba a pasos
presurosos, estaba en una fase optimista del día en la que sentía que podía
atravesar toda la jungla en unas cuantas horas. Apenas hace unos momentos
estaba preocupado por lo que podía pasar a sus amigos, pero después de mucho
pensar había llegado a la conclusión de que con optimismo y determinación,
lograría salir adelante en su misión y regresarlos a casa sanos y salvos.
Superada esa preocupación le
había embriagado una ola de optimismo, acaban de descubrir una pista de los
ojos verdes en esa cueva, y sentía que eso lo acercaba más al misterio de sus
padres.
Todas esas cavilaciones
pasaban por la mente del chico rubio cuando Lila hablo.
-¿Qué tan probable es encontrar otro jaguar como el de hace
unos días?
-Hmm… no creo que muchas en probabilidades en realidad,
siempre es posible encontrar depredadores en la jungla, pero estos siempre
existen en menos proporción que el resto de los animales… Aunque claro eso
depende también del tiempo que pasemos en la jungla y que nos mantengamos en
movimiento.- Le contesto Eduardo a Lila.
-Bueno eso significa que no corremos demasiado peligro.
¿Cierto?- Pregunto Helga.
-Bueno, en realidad los depredadores no son el único
peligro en este lugar, hay muchos animales venenosos, como insectos y ranas. La
lluvia también puede ser peligrosa, ya que ocasiona deslaves, y aumenta la
corriente de los ríos, haciendo muy peligroso caminar por aquí, incluso aunque
la lluvia y haya ocurrido. Es decir, que no conviene para nada confiarse
mientras estamos aquí, hay que estar siempre alertas.
-si… Es bueno saberlo…
Y así, continuaron caminado
por varios kilómetros, mientras hablaban de los peligros de la selva, y también
de cosas más triviales.
…
Eran las siete de la mañana en
punto en y en la casa de huéspedes Sunset Arms se estaba celebrando una reunión
con los padres de los niños de la publica 118 que habían ido a un viaje estudiantil
a San Lorenzo.
Hace unos días el abuelo había
tomado la decisión de ir a San Lorenzo, acompañado de algunos de los huéspedes
de la casa. Sin embargo los planes cambiaron cuando él ya estaba haciendo las
maletas, pues recibió la llamada de un histérico Sr. Simmons que le explicaba
la desaparición de Arnold dentro de la jungla.
Si bien Phil ya se imaginaba
que el chico terminaría haciendo esa locura, y de alguna forma confiaba en él,
la extraña y coincidente desaparición del Sr. Smith lo había hecho preocuparse,
y al enterarse por boca de Simmons que con Arnold estaban otros niños, la cosa
había cambiado, necesitaba ahora la cooperación de los padres de Helga, Gerald,
Phoebe y lila.
Justo cuando estos parecían
tener nuevamente todo para partir, nuevamente otra llamada cambio los planes
por completo, esta vez, era del hotel donde los chicos debían quedarse .
¡Toda la
clase había desaparecido! Era fácil imaginar donde se encontraban, pero no por
eso localizarlos sería fácil. Ahora Phil necesitaba reunirse con todos los
padres.
-Muy bien. ¿Están ya todos aquí? ¿Si? Entonces comencemos.
Todos asentían prestando
atención al Abuelo cuando sonó la estruendosa voz de Big Bob.
-¡Momento anciano! ¿Quién lo puso a usted a cargo de esto?
¿No es su chico la causa de este problema? – Algunos de los padres parecían
haber cambiado de opinión y estar de acurdo con Bob.
-Bueno Pataki, no veo que nadie más tenga una idea de que
podríamos hacer ¿Tu si?
-¡Por supuesto vamos a ese lugar, entramos a esa estúpida
jungla, y sacamos a nuestros hijos de ahí!
-Suena fantástico Pataki pero ¿Tienes alguna idea de que
hacer dentro de una jungla?
-Más que usted anciano, serví en Vietnam por años.
-Bien yo serví en la segunda guerra.
-Claro su experiencia por los campos franceses, deben ser
útiles en la selva sur americana.
-Pues Johanssen también sirvió en Vietnam ¿Por qué no es el
sujeto a cargo?
-Dios, yo… no sé, realmente no estuve tanto tiempo en
Vietnam Phil.-Contesto el padre de Gerald.
-Bien entonces Hyunh, el de hecho vivió en Vietnam buena
parte de su vida.
-Cielos Abuelo, estoy muy contento de poder ayudar, pero
realmente creo que usted es quien debería estar a cargo.
-muy bien, muy bien, calmémonos todos. ¿Qué les parece si
votamos para decidir esto?- Propuso el Sr. Johanssen.
Y como todos estuvieron de
acuerdo procedieron a votar, entre Phil y Big Bob, y para enfado de este último
Phil salió ganador.
-De acuerdo Anciano, usted manda, pero más le vale que nos
lleve con los niños.
Para el anochecer de ese mismo
día, todos estaban a bordo de un avión, que los llevaría a chicago, y ahí a San
Lorenzo.
…
Ya habían pasado dos semanas
desde que se habían adentrado en la profundidad de la jungla.
La misma ya les era bastante
familiar a todos los niños que se encontraban dentro de ella, y parecía que ya
nada podía sorprenderlos al estar ahí. Ya podían dominar con bastante soltura
la rutina de arduo esfuerzo físico que requería avanzar por la selva, hacer
fogatas, levantar campamentos, incluso habían cazado algunos animales pequeños,
aunque aún conservaban parte de las provisiones que llevaban con ellos.
Pero para tristeza de Arnold,
desde el descubrimiento de la cueva no parecía haber ningún avance en su
búsqueda, no habían llegado aún a ningún otro punto del mapa, y el mismo
Eduardo parecía ya bastante confundido con las indicaciones que había en él.
Pero dentro de esa
preocupación, había surgido algo increíble, o al menos así pensaba Arnold. En
ese lapso de dos semanas se había unido como nunca a los amigos que lo
acompañaban. Gerald era ya desde hace tiempo su mejor amigo pero ahora era casi
su hermano. Lila que antes había sido la niña de quien el creía estar enamorado
era ahora una gran amiga, en quien Arnold había descubierto una persona capaz
para desenvolverse en un ambiente tan hostil como ese, y una buena confidente.
Phoebe era una solucionadora de problemas por naturaleza, y era excelente como
mediadora cuando surgía alguna pequeña discusión, con el tiempo Arnold había
llegado a apreciarla más que nunca también. El Señor Eduardo también había
entrado en gran estima para Arnold, era alguien capaz, muy responsable, amable
y sabio, pero por sobre todo hacia a Arnold sentirse cerca de sus padres,
Eduardo le había contado muchas historias sobre ellos, y el niño de cabeza de
balón no podía más que notar que Eduardo lo extrañaba tanto como él.
Pero y para gran sorpresa de
Arnold, la amistad que más se había fortalecido a lo largo de ese viaje, era la
de Helga. Arnold noto en ella cosas que nunca había notado. Ella parecía haber
cambiado, o más bien dado el tiempo que se veían obligados a pasar juntos, él
podía al fin verla como era realmente. Ya Arnold sabía que debajo de la forma
de ser Ruda y grosera de Helga había una buena persona que de vez en cuando
salía a relucir, pero ahora esa persona parecía estar más presente que nunca.
Helga seguía siendo igual de
asertiva y ruda como siempre, pero también demostraba mucha más amabilidad y
empatía de la que Arnold recordaba. Ya se había convertido en parte de la
rutina diaria que ellos dos se pusieran a conversar frente a la luz de la
fogata bajo el cielo nocturno, y gracias a ello Arnold había aprendido mucho
más sobre ella, y ella sobre él. Eso les dio la oportunidad de conocer más que
nunca el uno del otro, y descubrir que compartían muchos puntos de vista y
opiniones, y no solo eso. Arnold al conocer ahora más sobre la Historia
familiar de Helga, que si bien creció con sus padres a diferencia de él, y
aunque estos la amaban como sus abuelos a él, la constante admiración de sus
padres por su hermana Olga, la hacían en ocasiones sentirse tan sola como él se
sentía cuando pensaba en sus padres.
Helga incluso había llegado a
confesar a Arnold su pasión por la literatura y la poesía, pasión que con
anterioridad ella solo había compartido con Phoebe. Esto le sorprendió mucho,
pero le agrado ver lo mucho que las letras apasionaban a Helga y le ayudo a
comprender la complejidad nunca antes imaginada de su amiga.
En eso y más se encontraba
pensando Arnold cuando el grupo se topó con el río cuyo cause habían visto días
antes. El cauce era mucho más fuerte que el que tenía días antes, probablemente
tomaba velocidad conforme se iba río abajo.
Arnold miro a Eduardo y
descubrió que había un poco de angustia en sus ojos, que miraban fijamente el
río.
-¿Ocurre algo Sr. Eduardo?
-Bueno, creo que tendremos que cruzar el ri para poder
continuar, pero no es tan fácil como parece, no parece que podamos rodearlo por
ningún lado cercano, y el cauce es fuerte para hacerlo nadando. Tenemos que
improvisar algún tipo de puente para pasar.
-Bueno, estoy seguro de que podremos encontrar la forma.
Después de un rato en que el
grupo estuvo analizando la mejor forma para improvisar un puente, llegaron a la
conclusión de que la única forma posible era haciendo uno con algunos troncos
lo suficientemente largos.
Había algunos árboles caídos,
pero estos eran pesados y no muy fáciles de mover, pero trabajando todos juntos
para moverlos logran juntar tres troncos largos y suficientemente robustos como
para caminar sobre ellos. El siguiente paso era cruzarlos con el rio para
formar el puente. Esto fue considerablemente más difícil, ya que no podían
sujetarlos de ambos extremos para moverlos, tenían que poner todas sus fuerzas
en un solo lado. Pero eventualmente lograron ponerles en vertical y tirarlos de
forma que uno de los lados cayera del otro lado del río.
Esta tarea tomo buena parte
del día y ya casi atardecía, por lo que decidieron que una vez del otro lado
caminarían un poco más y acamparían para seguir al días siguiente.
Cruzar por el tronco no era
cosa fácil, el agua del río salpicaba y mojaba la superficie de los arboles
caídos que conformaban su endeble puente. Decidieron cruzar en parejas, las
primeras fueron Lila y Phoebe que tras muchos nervios, y momentos en que el pánico
se hizo presente pues casi resbalan, lograron llegar al otro lado completamente
a salvo.
La siguiente pareja fue
Eduardo y Gerald, que tras una experiencia similar a la de Phoebe y Lila
igualmente cruzaron.
Solo quedaban por cruzar
Arnold y Helga que comenzaron a caminar por los troncos lo más despacio que
pudieron. Iban por la mitad del rio cuando algo que no se podía calcular paso.
El rio con su increíble fuerza arrestaba no solo agua, si no muchas cosas más,
como rocas, o incluso otros troncos. Uno de estos troncos bajo por el rio a
rápida velocidad y choco con alguna roca en el fondo del rio, lo que provocó
que diera un ligero brinco justo en el momento que pasaba por debajo del puente
improvisado que habían construido. Esto desestabilizo por completo la endeble
estructura.
Arnold y Helga lucharon por
seguir de pie en el tronco sobre el que estaban parados, pero unos pocos
segundos bastaron para demostrar que era un esfuerzo inútil, cayeron y lograron
apenas sujetarse del tronco. Pero la rápida caída de estos dos niños, sumados a
la fuerza del golpe del tronco que bajo por el agua, lograron que aquel árbol
se deslizara por uno de los bordes del rio cayendo al agua por completo,
arrastrando a los dos rubios que se sujetaban con todas sus fuerzas de él.
Arnold y Helga fueron
arrastrados ríos abajo junto con el tronco que al tiempo que los alejaba del
grupo y de sus probabilidades de salir con vida de la jungla, irónicamente les
salvaba de morir ahogados en ese mismo instante. El agua, el miedo y el forcejeo
por seguir sujetos les impedía gritar por auxilio, aunque esto de poco habría
servido.
Solo podían escuchar los
gritos de sus compañeros que intentaban correr rió abajo, aunque el agua era
mucho más veloz y rápidamente los perdieron completamente de vista.
Debieron ser kilómetros
enteros lo que el rio los arrastro con increíble fuerza, hasta que llegaron a
una zona relativamente más plana y el agua perdió velocidad. Eso alegro a los
dos chicos, que pensaron que si ellos iban río arria y sus compañeros río abajo
eventualmente se encontrarían, pero no contaban con que el cauce se dividía en
varios unos cuantos metros más delante de ellos. En cuanto vieron esos
serpenteantes brazos en los que río se partía intentaron impulsar el tronco
hasta la orilla del río para no perderse en el laberintico cause que tenían
enfrente. Pero el intento fue en vano. Ahora ser encontrados sería algo casi
imposible para el grupo.
…
La clase estaba algo desmotiva
después de los últimos días. No tenían el menor rastro del paradero de Arnold y
su grupo y hace dos días que habían perdido el rastro de Simmons y su grupo.
Eso los ponía en una situación difícil, en la que no tenían ni la menor idea de
hacia dónde ir, o que hacer.
Era un hecho que tal vez había
llegado el momento de regresar por donde habían venido. Estaban bastante
seguros de poder hacer eso, ya que habían estado trazando un mapa rudimentario
de todos sus movimientos dentro de la jungla.
Pero no era una decisión que
quisieran tomar a la ligera. Habían llegado muy lejos y no querían echar todo ese
camino por la borda sin haber conseguido nada.
-Bien, yo digo que continuemos un día más, y si no logramos
nada, entonces regresemos. De todas maneras no nos queda mucho más que hacer.
Dijo Rhonda, que estaba claramente cansada y aunque no lo admitiría
nunca, harta de que su ropa se jaloneara y rompiera por culpa de las ramas.
-¡Yo digo que volvamos ya! Tengo hambre, y calor, y frio, y
de todas manera no hemos hecho ni haremos nada- Lloriqueo Harold.
-Vamos, no nos falta comida, y realmente no hemos pasado
peligro hasta ahora, y eso que yo vengo con ustedes- Dijo Eugine con entusiasmo.
-¡Y justo porque tu vienes es cuestión de tiempo para que
pase algo!- le respondió de vuelta Harold.
Entonces intervinieron Sid y
Stinky que habían estado hablando entre ellos por un rato.
-Nosotros estamos de acuerdo con Rhonda, si ya llegamos hasta
aquí, pensamos que sigamos, al menos por poco tiempo.
-En ese caso creo que lo más fácil sería intentar encontrar
al profesor Simmons – dijo Harold.
-Sí, creo que eso es lo mejor.- correspondió Rhonda.-
Esperemos a que regresen Curly y Nadine de su reconocimiento, y entonces
decidiremos en qué dirección ir.
Y así hicieron, los dos chicos
llegaron al campamento improvisado al paso de unas cuantas horas.
-Bueno, hacia el este, o el oeste no hay muchos lugares por
los que se pueda avanzar, por lo que creemos que si Simmons sigue por aquí,
deben haberse dirigido hacia el sur que está un poco más despejada, con
vegetación menos densa.- les comunico Nadine, que al parecer estaba encantada
con toda la situación; ya tenía muchos frascos con insectos exóticos dentro.
-Bien en ese caso continuemos, no queda mucha luz de día,
es mejor movernos.
El grupo tomo por dirección
sur el resto del día, hasta que llegaron al final del claro, sin rastro alguno
de Simmons y mucho menos del grupo de Arnold. Después de levantar el campamento
para pasar la noche, se estaban planteando de nuevo la posibilidad de regresar,
cuando comenzó a llover a cantaros. No les tomó por sorpresa, no era la primera
vez que ocurría, ya sabían cómo reaccionar, fueron directamente al fuego para
protegerlo del agua. Lo salvaron justo a tiempo, pero ya se había mermado
bastante, apenas era una flama pequeña por lo que la luz se redujo
considerablemente. Por suerte algunos de ellos tenían unas linternas por lo que
la luz no fue problema.
La lluvia continua por varias
horas, y el ruido que generaba les impedía dormir, por lo que solo se quedaron
vigilando el fuego, y así continuaron hasta bien entrada la noche.
Debían ser cerca de las tres
de la mañana, la lluvia continuaba, y el fuego ya estaba muy débil, no
encontraban más madera para echarla al fuego, pues toda estaba húmeda. Pasado un
rato la llama al fin se apagó y solo les quedaba la luz de las linternas.
-Sin el fuego, tal vez deberíamos intentar dormir algo, no
me gusta nada este lugar por la noche.- Dijo Harold muy asustado.
-Sí, creo que eso es lo mejor, este lugar es realmente
escalofriante ahora.- concordó Eugine.
Rhonda estaba a punto de decir
algo cuando se quedó mirando a la espesura de los árboles que tenía en frente
de ella, una pequeña lucecita se asomaba entre la vegetación, muy diminuta pero
se iba haciendo más grande, algo se acercaba. Rhonda miro al resto de sus
compañero, y noto algo aún más escalofriante, ella no era la única que noto
eso, ahora todos lo veían, pero había más luces, al menos tres amas acercándose
en varia dirección. Fuera lo que fuese, se acercaba y los estaba rodeando.
Pronto se hizo obvio que la
luz provenía de pequeñas llamas, eran antorchas. Pero ¿Quiénes las sostenían?
Los chocos se acercaron los
unos a los otros, en respuesta al miedo que sentían. Pronto se entre los
arboles salieron los cuatro hombres sosteniendo antorchas. Llevaban muy poca
ropa, y esta estaba fabricada con vegetación y pieles; De tez morena y mirada
profunda. Todos ellos llevaban los mismos aretes en las orejas, fabricados con
el jade más verde que jamás habían visto, y tallados en forma de ojo.
…
El Abuelo Phil se encontraba
en el Hotel, en el que su nieto debería estar, pero como sabían todas las
personas que lo acompañaban, nada era lo que debía ser. Todos los padres se habían
dividido en grupo y habían salido a buscar a los chicos por todas las calles de
San Lorenzo, aunque la Jungla era la opción más lógica, no querían dejar la
posibilidad de que estuviesen perdidos dentro de la ciudad. A su vez no sentían
que pudieran hacer mucho si se metían a la jungla además de perderse también.
La verdad que todos se dividieran
en grupos alegraba un poco a Phil, le daba más libertad de acción a él… al
menos hasta cierto punto ya que Big Bob estaba empeñado en que Phil siguiera su
plan.
De este modo, el equipo de
Phil estaba conformado por él, Big Bob, el señor Johanssen, Ernie, y el Sr.
Hyunh. Los demás se habían dividido en los distintos grupos.
El principal plan del Phil era
por supuesto entrar a la jungla, y aunque a regañadientes, había admitido que
la ayuda de Bob fue útil, ya que él tenía contactos en el ejército, lo que le sirvió
a que un cuartel local le proporcionara algunos suministros y herramientas útiles,
y lo mejor de todo un muy bien equipado vehículo todoterreno.
Estaban terminando todos los
preparativos, cuando entro Big Bob vestido de camuflaje.
-¡Esta listo Abuelo!
-Tan listo como lo permiten mis viejos huesos Pataki.
-En ese caso vámonos.
El grupo subió al vehículo y se dirigió directo a la selva.
…
El rio aunque menos veloz que
antes, continuo arrastrando a Helga y Arnold por lo que debieron ser varios kilómetros
antes de por fin llegar a un punto en que el agua era lo suficientemente lenta
para que estos pudieran luchar con la corriente.
Llega e punto en que estos por
fin se vieron en la posibilidad de tocar la orilla se sujetaron con fuerza de
algunas raíces salientes y se impulsaron para poder salir completamente a la
superficie.
Caminaron unos cuantos metros
y se tiraron el suelo, donde respiraron por mucho tiempo con grandes bocanadas,
alegres de estar vivos, pero también llenos de pánico, pues ahora corrían mucho
peligro.
Fue Arnold el primero en
ponerse de pie, apoyo la mano en un árbol y le hablo a Helga sin mirarla.
-¿Estas bien? El agua nos arrastró por mucho tiempo
-Sí, sí creo que estoy bien, mojada hasta los huesos, pero
bien ¿Y tú?
-También… pero tenemos graves problemas, será muy difícil
para los demás encontrarnos, o para nosotros encontrarlos…
En ese momento Arnold por fin
volteo a ver a Helga y noto algo que tal vez por el pánico, o por el agua no había
notado durante todo el tiempo que el agua los arrastro.
El cabello de Helga,
completamente alaciado por al agua, comenzaba a secarse muy lentamente por el
calor de la selva, lo que ocasiono que este se ondulara levemente; A su vez caía
sobre la chica cubriéndole uno de los ojos. Los recuerdos de hace algunos años
llegaron rápidamente a la cabeza de Arnold.
-¡Cecile!... ¡Es decir! ¡Falsa Cecile!
-¿De qué hablas Arn…?- y en ese momento Helga noto su
cabello, unió los puntos y su rostro se enrojeció de vergüenza.
-¡Aquella vez en San Valentín, tú eras la falsa Cecile!
-Yo… veras…
-¡Momento! Eso significa que yo… Tú en esa ocasión…dijiste
que tu…Que tu…
-Dije que me gustabas Arnold…
-Y tú ¿aun?... ya sabes…
-Bueno…
Los dos se miraban fijamente,
mientras mil cosas pasaban por sus cabezas, a la velocidad de la luz.
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